Calzado infantil, recomendaciones básicas.

Debemos tener en cuenta la salud de los más pequeños a la hora de elegir su calzado, ya que, los pies de los niños crecen aproximadamente entre 7-8mm cada trimestre, por lo que revisar que el calzado es adecuado en cuanto a tallaje va a ser importante para evitar deformaciones digitales u otros problemas derivados.

En ningún momento, los zapatos deben impedirles la movilidad del tobillo, por ello se aconseja elegir calzado que no cubra los maleolos y en caso de ser botas, su caña debe ser flexible para permitirles el movimiento completo de esta articulación.

Se deben evitar plantillas que contengan arco u otros elementos, si no están confeccionadas por un podólogo, por lo que ésta deberá ser plana y flexible.

Los dedos de los pies tienen que encontrarse confortables dentro del zapato, deben poder moverse con libertad, por ello se optará por zapatos los suficientemente anchos y planos para favorecer el equilibrio del pequeño.

La transpiración es otro elemento a tener en cuenta, por ello se recomienda calzado fabricado en fibras y materiales naturales para facilitar que el pie transpire y no quede macerado.

Se aconseja un calzado que se adapte y sujete completamente al pie, bien sea con cordones o velcros. Por ello hay que evitar chanclas, zuecos o similares ya que la musculatura intrínseca del pie va a realizar un mayor trabajo con sus posteriores consecuencias como deformaciones digitales.

Los niños están en crecimiento, por lo que deberemos comprobar a menudo que entre el dedo más largo, que no siempre es el primero, en ocasiones puede ser el segundo, quede un espacio libre de aproximadamente 0,5-0,7cm, con el objetivo de evitar que quede oprimido cuando el pie esté dilatado, y/o lesiones dérmicas por fricciones como rozaduras o ampollas.

Se recomienda adquirir el calzado a última hora de la tarde, puesto que el pie se encuentra más dilatado, es conveniente probar los dos zapatos y deambular un poco antes de comprarlos, para estar seguros de que son los adecuados.

Evitar comprar el zapato más grande de lo necesario, ya que el pie puede «bailar» dentro del calzado y esto provocar rozaduras, ampollas o heridas además de que el niño puede modificar su forma de caminar para evitar estas molestias, teniendo esto, consecuencias biomecánicas secundarias.

Las lesiones más frecuentes a consecuencia de un calzado inadecuado en niños son deformidades en los dedos, uñas encarnadas, tendinitis aquílea, bursitis, exóstosis de Haglund, dolor en la planta y arco del pie,.. etc.

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